Nuevo curso de creación de ebook (epub3) en los cursos de verano de Santander

Fotos de grupo de los cursos de 2014 a 2017

Fotos de grupo de los cursos de 2014 a 2017

Tras cuatro años seguidos impartiendo el taller de creación de ebook en los cursos de verano de Santander, en 2018 renovamos el curso para dar un paso más y aprender la creación de libros interactivos en formato ePub3 en los que podemos añadir contenido multimedia, animaciones e interactividad. Para ello crearemos paso a paso un libro de estas características, ya que será un taller práctico.

TALLER DE CREACIÓN DE LIBROS ELECTRÓNICOS INTERACTIVOS EN FORMATO EPUB3

El curso se celebrará los días 20 a 24 de agosto en el Campus de las Llamas dentro de los cursos de verano de Santander.

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Durante el curso aprenderemos a hacer libros de maquetación fija (fixed layout) así como a incorporar vídeo y audio. Practicaremos la creación de efectos visuales y animaciones con CSS3 y aprenderemos también a manejarnos con la interactividad mediante sencillas funciones en javascript así como a utilizar librerías ya creadas para dotar a nuestros libros de efectos muy interesantes. También dedicaremos uno de los cinco días a aprender a trabajar con las posibilidades que nos ofrece el programa Adobe inDesign para la creación de libros interactivos en formato ePub3. El curso contará también con una introducción teórica sobre el libro electrónico en general y la creación literaria digital en particular a cargo de Luis Pablo Núñez, de la Universidad de Granada.

El programa completo, así como el horario y la ficha de inscripción (que se abrirá durante el mes de abril) está en la página de la UIMP. También en esta página se podrán solicitar las becas que concede la universidad y que van desde la matricula al alojamiento y la manutención durante los cinco días que dura el curso.

Aunque el curso es intenso e intensivo, queda también tiempo para disfrutar de la ciudad de Santander y de las actividades culturales y de ocio que ofrece durante el mes de agosto, por lo que estos cursos son un plan estupendo (¡también para los profesores!)

Y para los que prefieran los cursos online o en Madrid, el curso de creación de ebook y el de creación de ebook avanzado tienen también convocatorias abiertas.

El asedio a Libranda

Me había propuesto no hablar de Libranda, pero en dos días he visto como las críticas que ha recibido son tantas, a veces tan exageradas y tan injustas y a veces partiendo de cierto desconocimiento (por ejemplo porque algunos creen que Libranda es la primera plataforma digital de libros electrónicos),  que al final me veo en la obligación de hacer algo que hace un par de días no imaginaría que haría: defenderla. Libranda ha cometido muchos errores, el primero el presentarse a bombo y platillo y sobre todo hacer hincapié en sí misma (quizá porque sus clientes son los libreros y editores y no el lector y era a ellos a los que le interesaba llegar) dando al lector la sensación de que Libranda es quien les vende los libros y no es así. La mayoría de los lectores no conocen por ejemplo a UDL, Les Punxet o Melisa. Seguramente sus nombres ni le suena ni sabría decir que son…, pero son las distribuidoras que se encargan de que los libros en papel estén en las librerías. Ese proceso es transparente al lector. Las distribuidoras no gasta publicidad para anunciarse en los periódicos, ni generalmente se habla de ellas en los medios generalistas, porque no tendría sentido, su cliente no es el ciudadano de a pie que compra libros, sus clientes son los editores y los libreros, por eso sí tiene sentido que aparezcan en medios dedicados a los profesionales del libro. Libranda ha cometido el error de aparecer en medios con mucha frecuencia en los últimos tiempos (culpa también de los medios que están ávidos de noticias y que han visto un filón en este tema, aunque también libranda con su política de comunicación ha contribuido enormemente a este desaguisado) y se ha hablado mucho de ella en internet, por lo que se ha creado la sensación al lector de que es Libranda la que vende los libros, cuando no era así. Los lectores han ido el 15 de julio a su web a comprar libros y se han encontrado que no era posible, se han perdido en sus páginas, y quizá alguno ha desistido. A todo esto ha contribuido la web de Libranda que es poco clara en este sentido y que no ha sabido tampoco aprovechar que los lectores iban a ir directamente a su página para redirigir a los títulos en alguna librería. Sería fácil que al pinchar en un título le saliera al usuario una opción a continuación para elegir librería y al pulsar en una ir directamente al título en esa librería. Un paso técnicamente sencillo y que permitiría al lector usar libranda también para comprar libros aunque al final lo hiciera en la web de la librería.

Otro error ha sido dejar demasiada libertad a las editoriales, o mejor dicho, Libranda se ha presentado como un todo, como una idea global de venta de libros electrónicos, pero después cada editorial va por libre por ejemplo en política de precios, por lo que nos encontramos con libros electrónicos a precios muy similares a los de papel mientras otras editoriales sí que han realizado una rebaja más sustancial del precio del libro electrónico. Libranda debería haber marcado unas pautas en ese sentido. Obligar (entre comillas) a una política de precio común, con un cierto margen y una lógica también común, porque por ejemplo hay editoriales que en papel venden libros en tapa dura que son lógicamente más caros, y otras editoriales que venden libros en bolsillo, y por tanto al hacer el 30% de descuento al libro electrónico, los libros electrónicos provenientes de tapa dura siguen teniendo un precio muy alto, pero ¿tiene algún sentido partir del precio del libro en tapa dura para fijar el precio del ebook? Evidentemente no, cuando el editor vende un libro en tapa dura es consciente de que fija un precio mayor primero por el coste superior de producción y segundo porque la presencia del libro es más atractiva para el lector y por tanto está dispuesto a pagar más por él, pero si convertimos ese libro a formato electrónico, ambas cosas carecen de sentido. Por tanto un política más coherente y general para todas las editoriales (siempre con cierto margen) hubiera sido más lógico y no hubiera decepcionado a algunos lectores que al encontrarse con algunos libros a precios excesivos pueden pensar que todos van a ser así y abandone la idea de comprar libros electrónicos. Pero Libranda está en beta y seguramente muchos editores se darán cuenta de que pocos lectores van a pagar 18 € por un libro electrónico. La política de precios tendrá que cambiar si realmente quieren vender libros electrónicos. Eso sí que creo que es algo importante, aunque también lo he dicho muchas veces, los que creen que un libro electrónico puede tener precio de saldo también se equivocan. Ni los libros electrónicos pueden venderse a 2€ ni tampoco a 20€, pero si el mercado empieza a estabilizarse estoy seguro de que se llegará al término medio, una cantidad que el lector está dispuesto a pagar por las características del producto y un precio en el que los agentes del libro pueden obtener cierta rentabilidad. Ese es un reto importante, no ya de libranda, sino del libro electrónico en general. Llegaremos a ello. Seguro.

Otro de los problemas es el DRM. Muchos están criticando que el proceso de compra es complicado y que el DRM no permite hacer con los libros comprados todo lo que quisiéramos. Incluso algún medio ha destacado que los libros de libranda no se pueden leer en Kindle ni en Ipad , olvidando que precisamente los libro comprados a Apple tampoco se pueden leer fuera del iPad ni los de Amazon fuera del Kindle precisamente porque ellos usan su propio DRM, eso sin tener en cuenta que iPad acaba de llegar y que ni siquiera es realmente un ereader en sentido estricto. En cualquier caso el problema del DRM no es propio de libranda (ya vemos que lo es de las plataformas americanas que nos sirven muchas veces de referencia) sino que la mayoría de las librerías on-line (y en España hay ya unas cuantas) utilizan el mismo sistema. Publidisa lleva vendiendo libros electrónicos años (con menos bombo y platillo que libranda) y lo hace igualmente con DRM y con libertad de precios para el editor y sin embargo nadie les ha puesto a caer de un burro por ello (Llevo días preguntadome por qué a Libranda sí). Los usuarios han comprado libros en la plataforma de Publidisa (entre ellos, por ejemplo los de Minotauro Digital) que tiene muchos más libros que Libranda (y ahora también tiene los de Libranda) y no ha pasado nada. El DRM es un grave problema para el lector y debería ser suprimido, pero ahora estamos en fase de tanteo con el tema del libro electrónico y a los editores les preocupa mucho la piratería (solo hay que ver la de mesas redondas y conferencias sobre el tema que últimamente están dado CEDRO, el gremio de Editores, y hasta los propios escritores que ya se han puesto la venda antes de la herida y ya se quejan de pérdidas millonarias, como si cada libro que uno coge gratis en la red fuera un libro que compraría indefectiblemente si no lo encontrara gratis).
Aunque la crítica al DRM me parece lógica, y los usuarios tiene que hacer un proceso tedioso para poder empezar a leer el libro, y no pueden prestarlo (en Libranda se supone que sí) ni leerlos en ciertos dispositivos, tal crítica debe extenderse a todas las plataformas que lo usan y no solo a Libranda. ¿Podría Libranda optar por no usar DRM? Tal y como está el patio me temo que la mayoría de los editores y autores no hubieran aceptado vender sus libros sin DRM. Que el DRM es absurdo y no ofrece auténticas garantías lo sabemos, pero de momento es una puerta al campo que la mayoría prefieren usar por precaución. Seguramente pronto comprendan que no protege demasiado y que sí dificulta las ventas y se acabará eliminando o usando un sistema mejor. Pero de momento la mayoría de las plataformas digitales lo usan y en eso Libranda no ha inventado nada.

Otra queja es el papel de las librerías, muchos creen innecesario que las librerías vendan los libros. Estoy de acuerdo en que Libranda podría vender los libros directamente y se evitaría bastantes problemas, y además el precio de los libros podría ser menor, pero también es cierto que la librería es el principal punto de venta de los libros e ignorarlas en la venta del libro electrónico podría ser un problema, no solo para el libro en papel (aunque no creo que nadie crea que las librerías se enfadaran y dejaran de vender los libros de las editoriales que venden libros electrónicos directamente, aunque pudiera ser, cosas más raras se han visto), sino también para el futuro del libro en general, porque las librerías son fundamentales para el libro (aunque no todas, desde luego) y por tanto querer encontrarles un sitio en el mundo digital, no es tan descabellado. Pero también es verdad que las liberías deberían aportar algo al lector, en internet quizá tener diferentes clónicos de webs que venden el mismo libro no sirva de mucho, las librerías on-line deberían «currarse» el dar un valor añadido al lector para que elija comprar los libros en su web (pero eso sucede también off-line, odio ver librerías que son clónicas de otras siempre con los mismos best-seller en los escaparates y sin ofrecer realmente ningún valor añadido que la mera expendeduría). Y quizá, se podría aprovechar la presencia física de las librerías, la experiencia de los libreros, y la presencia de los lectores en ellas, para hacer que las librerías físicas sirvieran de soporte inicial para los lectores que se adentran en el mundo digital. Por ejemplo el proceso de compra y sobre todo de activación de los dispositivos en Adobe Digital Editions por el tema del DRM puede ser un proceso complejo para un lector no habituado a la tecnología, y quizá por eso las librerías podrían ofrecer soporte inicialmente para que el lector fuera a la librería a activar su lector electrónico y descargar su primer libro y recibir así una mini guía para hacerlo él en el futuro. Asimismo ofrecer a los lectores que visitan la librería a comprar en papel demostraciones de este proceso puede ser útil, porque muchos lectores han podido oír hablar de lectores electrónicos pero no han visto todavía lo bien que se lee en ellos y lo fácil que puede llegar a ser el empezar a leer un título en pocos minutos (sobre todo pasado el trámite inicial de la activación de ADE) . Quizá no todas las pequeñas librerías puedan hacerlo (pero muchas sí, porque muchas veces están más preparados sus profesionales en estas lides) pero evidentemente grandes librerías sí que pueden y deberían ofrecer un puesto de venta de libros online físicamente en sus librerías que además diera soporte a los lectores que quieran que les activen su dispositivo o les enseñen a hacerlo.

Otra queja que he leído estos días es que hay pocos títulos, algo más de 1000. Efectivamente son pocos, pero serán más, y lo más importante es que seguramente las editoriales implicadas publicarán muchas de sus novedades a partir de ahora en ambos formatos, que es lo que los lectores reclamamos hace tiempo, por tanto ahora son pocos, pero serán más. Démosle tiempo. Es injusto quejarse el día 15 de que hay pocos títulos, cuando el 14 no teníamos ninguno de esos 1000 títulos que en algunos casos son novedades de reciente publicación en papel . Digitalizar los libros en formato ePub no es un proceso tan rápido como algunos creen. Aunque se parte de un fichero digital, formatearlo para su adecuada lectura en los dispositivos digitales (que son diferentes también en su interpretación de algunos aspectos del código XHTML que es la base del ePub, entre otras cosas porque todavía son muy básicos) deben hacerlo profesionales (entre los que por otra parte me cuento) y a parte de cobrar por ello (algo que se olvida a veces al tener en cuenta el precio del ebook) invertir un tiempo que por pequeño que sea no permite tener miles de libros en unas semanas. La mayoría de las editoriales están digitalizando sus libros y poco a poco el número de libros tanto en Libranda como en otras plataformas crecerá a un ritmo mayor, para lo cual, todo hay que decirlo, será importante que las ventas respondan a las expectativas de los editores, que si ven que sus libros en digital no se venden quizá no sigan interesados en invertir en digitalización.

En general he leído muchas críticas, algunas injustas, que me dan la sensación de que estábamos esperando a que arrancara Libranda para despellejarla. No digo que sea perfecta, pero igual que dije en su momento que tampoco entendía tanta expectativa con ella (hay quizá ha estado parte del problema, la mucha expectacía que se ha levantado), porque no era nada nuevo, ya que existían otras plataformas y sobre todo que Publidisa llevaba haciendo lo mismo años, también digo ahora que lo que ofrece es la posibilidad de tener libros electrónicos de grandes editoriales , algo que muchos lectores reclamaban, y que por tanto los lectores debemos alegrarnos de este paso que aunque pequeño y quizá imperfecto puede ser el primer paso con el que empiezan todos los largos caminos. Ya lo tenemos, está ahí, no es perfecto, pero mejorará, y mejorará gracias a las críticas (sobre todo las constructivas) y a que el sector del libro electrónico coja empuje y se pueda permitir ciertos cambios, como bajar precios. Creo que Libranda es una buena noticia, como lo han sido en su día todoebook, leqtor, edi.cat, amabook,edibooks, luarna, bubok, y todas las editoriales y plataformas que llevan vendiendo libros electrónicos desde hace años.
Bienvenida pues Libranda, y ojalá que tenga éxito porque eso animara a más editoriales y a más lectores a leer en digital.

Un vistazo rápido al estado actual del libro digital

La situación del ebook en España parece un poco revuelta. Los editores y libreros parecen empeñarse en proteger al papel (aunque no está nada claro que esté amenazado) manteniendo por un lado un precio del libro digital muy cercano al precio en papel y por otro queriendo mantener el canal de venta de librerías también para el libro electrónico. Así al menos parece desprenderse de la presentación esta semana de Libranda, una plataforma que se ha presentando ahora pero para empezar en Julio (Aunque con solo 2000 libros) y realmente proponerse empezar con fuerza (ya veremos) en Septiembre. Pero lo realmente curioso es que las tiendas (porque no las quieren llamar librerías, vete tú a suponer por qué,) que venderán los títulos de Libranda (porque Libranda en el fondo es una distribuidora y no va a vender directamente al lector) son las que ya vendían libros electrónicos en la mayoría de los casos e incluso las que se supone son plataformas competencia de libranda, como leqtor, edi.cat o la propia todoebook (Publidisa) que es la que alimentaba de libros electrónicos a muchas de las tiendas (El corteinglés, Casa del Libro, Abac) que ahora también aparecen como tiendas de Libranda. Con lo cual parece que no hay mucho avance, salvo que en teoría ahora sí vamos a tener best-sellers en formato digital (o al menos libros de las grandes editoriales, por lo pronto 2000 títulos, que darán para alimentar a algún que otro lector ávido). En cualquier caso, y a pesar de las críticas que se le puede hacer, Libranda es un paso adelante (aunque algunos creen que es más un paso en falso).

Por su parte, los autores proponen un contrato de edición digital que ha sorprendido a muchos por lo exagerado de alguno de sus planteamientos, suponemos y queremos creer que con la intención de negociarlo con los editores y llegar a una versión más lógica para todos, algo así como la negociación Sindicatos-Patronal que no llegan a un acuerdo para permitir que luego llegue el sastre (gobierno) cortando, aunque en este caso el sastre, que quizá fuera el lector, no acaba de aparecer del todo en escena. En cualquier caso la propuesta de contrato ahí está y ya veremos si se usa o no.

Por otro lado, los agentes literarios, propietarios de muchos deseados derechos, parece que siguen esperando mejores momentos, o al menos eso dice algún editor que les echa la culpa de que los libros digitales no acaben de despegar. Y por su parte algún fabricante de lectores electrónicos ha tenido que suspender pagos, quizá asustados porque un aparatito que no es un libro electrónico (o sí, todo depende de si por libro electrónico entendemos los que utilizan tecnología de tinta digital o simplemente los que se pueden usar para leer contenidos) dicen que va a ser, paradójicamente, el libro electrónico preferido por los lectores, lo cual no me extraña porque fruto de un marketing descomunal la gente está loca por comprar un aparato caro que no hace gran cosa pero es muy bonito y que dicen que también salvará a la prensa, cuando a la prensa si la salva algo sería que recuperase la credibilidad, la puesta en duda de la información , la investigación, el rigor, la independencia.., etc. etc. todas esas cosas que se dan por hecho en la prensa y que no se suelen ver por ningún lado. Y por cierto el aparatito en cuestión como supondrán es el iPad.

Ante todo esto uno se pregunta si en el tema del libro electrónico no sucederá como contaba Pedro en Jesucristo Superstar y es que «Todo ha sido un sueño», lo cual (lo siento) por asociación de ideas me lleva a Tedy Bautista y a la SGAE, y en un paso más a CEDRO que últimamente parece empeñarse en seguir los pasos de la SGAE con la excusa de que ahora la piratería sí amenaza al libro (y dan cifras grandilocuentes, basándose en que todo libro que uno coge gratis en la red lo acabaría comprando de no encontrarlo «pirateado», o sea que todo lo que uno coge porque es gratis, si no fuera gratis lo pagaría al precio que ellos fijaran, aunque ellos dicen que en su calculo usan un algoritmo para hacer un cálculo real) , y en una reciente charla en la Feria del libro, la Asociación de Editores, Cedro, un representante de los escritores (Andrés Trapiello) y un tal Aldo Olcese al que confieso mi ignorancia, no conocía hasta ahora, se empeñaron en demostrarnos que el mundo se va a acabar… porque los piratas son delincuentes, manos derechas del doctor No que quieren hacerse con el mundo entero.. y en una versión de guerra preventiva tenemos que derrotar con todas las armas a nuestro alcance (aunque para ello haya que renuncia a algún que otro derecho fundamental) , porque van a acabar con la cultura, aunque el propio Olcese confiesa que al que se piratea es a Harry Potter y no a Schopenhauer (no recuerdo realmente qué filosofo o gran escritor mencionó, pero para el caso es lo mismo). Por cierto que el tal Olcese que resulta ser un empresario de éxito, preside (supongo que por alguna relación lógica que no he tenido tiempo ni ganas de investigar) la coalición de creadores (ah, ya entiendo, es que el nombre completo es «coalización de creadores e INDUSTRIAS de contenidos culturales» pero la segunda parte se suele omitir) , que son interlocutores con el Gobierno para la tenebrosa Ley de Economía Sostenible con la que nadie está contento y que quizá lo mismo ni se aprueba pero que de momento nos amenaza a todos, aunque tampoco hace falta, porque a pesar de que según Olcese la ley española es superpermisiva con los mal llamados piratas, resulta que cada x tiempo meten alguno en la cárcel (al menos unas horas o días, para que aprenda) a pesar de saber que después el juez dirá por enésima vez que no han cometido ningún delito, lo cual demuestra que la policía o el fiscal o alguien mete la pata continuamente o participan de una campaña de miedo que no parece muy propia de un estado democrático.

Conclusión, que desde que tengo mi Sony Reader leo más… en papel.

Felices lecturas.

Libros digitales ¡Ya!

Hace años que existe una ley que obliga a las páginas web institucionales a ser accesibles. Esto significa que deben programarse teniendo en cuenta el acceso por parte de personas con capacidades limitadas, desde ciegos que utilizan lectores de voz, a daltónicos que pueden tener problemas para acceder a contenidos si no se utilizan correctamente los colores en la pantalla, pasando por personas que pueden tener ataques epilepticos si se utilizan destellos de determinadas características, o simplemente personas mayores, o no, que no pueden leer bien tamaños de letras pequeñas y que puedan aumentarla sin problemas, etc. Es obligatorio como digo que las páginas insitucionales cumplan una serie de requisitos para permitir el acceso a todos los usuarios. No es obligatorio todavía para el resto de las webs, pero debería serlo, y pronto sin duda lo será, porque en el fondo no requiere demasiado (Y aquí entono el «mea culpa» porque hace años que empezamos el proyecto de Minotauro Digital accesible, pero no acabamos de terminarlo)

Pero es que por el mismo motivo de igualdad de oportunidades, el acceso a los libros digitales es también necesario para estas personas. El blog Libros digitales ¡Ya! acaba de aparecer precisamente para reivindicar esto. Pues efectivamente desde personas con problemas de movilidad a personas disléxicas, o invidentes que pueden leerlos con un lector de voz, o con el propio sistema de lectura de windows o de PDF, etc.; los libros en formato digital suponen a veces la única, y casi siempre la mejor, posibilidad de acceder a esos contenidos. Hace tiempo yo reivindicaba, por otros motivos, la necesidad de que se obligara a llevar un depósito legal en formato digital de todos los libros que se hacen en España («Del manuscrito al libro electrónico. Fetichismo y digitalización», Revista Trama y Texturas, 2, Mayo, 2007). Hoy día se establece un deposíto legal del libro en formato físico, pero no hay obligación de depositarlo en formato digital, y esto sería útil, primero para impedir que determinados libros de vida efímera y poco alcance, acaben desapareciendo para siempre, pero también sería necesario para permitir a través de las instituciones adecuadas el acceso a dichos libros por parte de las personas con problemas de acceso al formato físico. Un organismo público que difundiera dichos libros a estas personas, les permitiría poder estudiar o simplemente leer como el resto de las personas, desde el Juego del ángel que acaba de publicar Ruiz Zafón a una historia económica o un tratado de física cuántica que se acabase de publicar, o los libros de texto, y desde luego toda la literatura anterior, como a cualquier hijo de vecino, y es más, aquellos casos de libros descatalogados y difícilmente encontrables para cualquier lector, podrían igualmente pasado el tiempo y cumplidos los requisitos que se establecieran por parte del editor, ser accesibles para todos en formato electrónico.

Desde aquí apoyamos desde luego a Libros digitales ¡Ya! y pedimos a la Administración a que ponga en marcha ese depósito legal, que por otra parte, si no recuerdo mal empezaba ya a estar previsto, al menos en los planes de la Biblioteca Nacional en la pasada legislatura, pero que desde luego ni se ha puesto en marcha ni creo que contemple la posibilidad de dar acceso a las personas que precisan del formato electrónico para acceder a los contenidos.

Pasado y futuro del libro

Bueno, sin duda este vídeo (via grafosfera) resulta gracioso por evidentemente exagerado, pero salvando las distancias puede hacernos pensar la situación «actual» del futuro del libro.

Y después de ver este vídeo, nada mejor que ver este otro que hace tiempo que circula y nos muestra un idílico futuro del libro, con el que quizá pocos puedan encontrar algo que objetar:

Vázquez-Figueroa y su novela "gratis"

Vázquez-Figueroa va a permitir descargar gratis su próxima novela a través de internet, una práctica cada vez más habitual pues al contrario de lo que muchos piensan las descargas gratuitas de libros son un arma más de promoción del libro y contribuye a crear lectores. Pero creo que muchas de las cosas que dice Vázquez-Figueroa en su carta (que es un auténtico manifesto) son importantes y tiene gran interés que vengan de un autor de «best-seller» y no de un autor «normal» en cuanto a ventas, y están teniendo mucho eco que es lo importante. Pegamos la carta completa que podríamos firmar asumiendo la casi totalidad de lo que dice (y eso que nosotros somos también editores, aunque no somos siqueira una editorial pequeña sino microscópica):

A partir de ahora mis novelas se editarán simultáneamente en edición “cara”, de
las llamadas “de tapa dura”, en edición de bolsillo a mitad de precio, podrán
descargarse gratuitamente en “Internet” y todos los periódicos o revistas que lo
deseen están autorizados a publicarlas al estilo de las antiguas novelas por
entregas con la diferencia que en este caso no tendrán obligación de pagarme
nada en concepto de derechos de autor.

Me han preguntado si es que me he vuelto loco, me sobra el dinero o pretendo arruinarme y arruinar de paso a mi editor. No es el caso.

He meditado largamente sobre el tema y he llegado a la conclusión de que hoy en día hay público para todos los niveles adquisitivos del mismo modo que quien lo desea puede almorzar en un restaurante de lujo, en una simple hamburguesería e incluso acudir a un comedor social.

También puede hacerse un traje a medida, comprárselo en unos
grandes almacenes o en un rastrillo dominguero.

Igual ocurre en la mayor parte de las facetas del consumo, excepto en lo que se refiere a los lectores que tienen que resignarse a pagar el precio que marca el editor que ha adquirido los derechos en exclusiva de un determinado libro o aguardar años hasta que se edite en bolsillo.

Y desde luego nunca lo obtendrá gratis.

Y se me antoja injusto porque la cultura es tan importante como comer o vestirse, y
desde luego mucho más importante que adquirir un coche donde se ofrecen cien
gamas de precios donde elegir.

Mi próxima novela trata sobre Irak y las oscuras maquinaciones de las grandes compañías americanas que inventaron la existencia de armas de destrucción masiva con el fin de iniciar una guerra que ha costado casi medio millón de muertos y nunca podrá ganarse, pero que produce miles de millones de beneficios a empresas directamente ligadas a lo mas altos cargos de la administración republicana.

Y a mis lectores, cualquiera que sea su condición social o capacidad adquisitiva, ese tema les interesa conocerlo a fondo en estos momentos, no dentro de dos años, que sería cuando cualquier otra editorial considerase que ya había exprimido al máximo el limón de la “tapa dura” y tuviera a bien editarla en bolsillo para unos lectores “De Segunda Categoría”.

No deben existir lectores de segunda ni de tercera categoría, porque lo que importa es su relación directa con el autor independientemente de lo lujoso que sea el vehículo que proporcione dicha relación.

Al cumplir cincuenta años como escritor muchas personas me han asegurado que se
acostumbraron a leer con mis novelas de aventuras, y aunque algunas me han sido
infieles con el paso del tiempo, lo que importa es el hecho de que empezaron a
leer y aficionaron de igual modos a quienes les rodeaban.

Folletines del estilo de “Los tres mosqueteros”, “Los Miserables” o “El Conde de Montecristo” consiguieron que, al poder acceder gratuitamente a tan magníficos textos, en el transcurso de una sola generación el número de lectores franceses se
multiplicara por tres.

Los editores no tienen derecho a quejarse de que “se lee poco” mientras mantienen el control sobre el precio de lo que en ese momento interesa, ni las autoridades deberían promover absurdas campañas publicitarias que no conducen mas que a gastar dinero; lo que deben hacer es presionar a los editores a la hora de poner los libros al alcance de todos los bolsillos.

Personalmente prefiero que me lean dos estudiantes, obreros o
secretarias en el autobús por siete euros, que un alto ejecutivo en su cómodo
despacho por veinte, porque aunque gane menos si el libro es bueno esos dos
lectores se convertían en cuatro y luego en ocho, y resulta evidente que existen
muchos mas obreros, estudiantes y secretarias que altos ejecutivos.

Y si el libro es malo ni unos ni otros lo compraran.

En cuanto al hecho de ofrecerlo gratuitamente en “Internet” tengo claro que quien lo descargue de la red nunca hubiera comprado mi novela, o sea que prefiero que me lea gratis a que no me lea.

Tal vez la próxima vez se decida a comprar un libro aunque no sea mío.

Algo es cierto: he vendido casi veinticinco millones de libros y todo el dinero que me han pagado me lo he gastado, pero una gran parte de los lectores que he conseguido, aun los conservo.

Y de todo el dinero que gané la mitad se lo llevo Hacienda.

Sin embargo Hacienda aun no ha logrado arrebatarme un solo lector.

En Inglaterra, país culto donde los haya, los escritores no pagan impuestos por el fruto de su trabajo, pero en España, pese a pertenecer también a la Unión Europea, cada año debo entregar la mitad de mis ingresos a Hacienda o me embargan.

Eso significa que un escritor ingles cuenta con el doble de medios económicos que yo para viajar o investigar a la hora de encarar un nuevo trabajo.

Eso no evita que las autoridades españolas se lamenten de que nos esté invadiendo la cultura anglosajona, y lo único que se les ocurre para remediarlo es adquirir los más
emblemáticos y costosos edificios de cada capital con el fin de instalar un
nuevo Instituto Cervantes en el que dar cobijo a “intelectuales” afines al
partido que se encuentre en esos momentos en el poder.

Para nuestra voraz, inculta y derrochadora administración tan solo somos europeos cuando conviene, y esa es una de las razones por la que prefiero regalarle la mitad de mis ganancias a unos lectores anónimos que tal vez me lo agradezcan, que a un
gobierno que no solo no lo agradece, sino que no acepta que para escribir un una
novela interesante sea necesario viajar e investigar, e incluso amenaza con
quedarse con mi casa.

Siento curiosidad por saber si las editoriales continuaran con su absurda política inmovilista o comprenderán que es hora de renovar unos hábitos que no han evolucionado un ápice en trescientos años mientras que a su alrededor el mundo se transforma a marchas forzadas.

En mi juventud una película se estrenaba en una única y enorme sala, estaba casi un
año en cartel y tan solo entonces pasaba a los cines de barrio. Hoy se estrena
en cuarenta multisalas, a los quince días se edita en “DVD”, al mes se compra en
televisión, y se puede ver en las cadenas abiertas a los tres meses.

Si las grandes productoras cinematográficas, con sus complejos estudios de
“marketing” han llegado al convencimiento de que esa es la formula que conviene
en los tiempos que corren, las editoriales deberían tomar buena nota al
respecto.

El mundo del libro tiene la enorme suerte de que no resulta
rentable a los “piratas” del “Top-Manta” que tanto daño hace a las industrias
del cine y la música, pero por eso mismo, y por la gran competencia de la
televisión y todo tipo de deportes de masas, los que lo gestionan deberían
plantearse un cambio radical e intentar conseguir lectores antes que
beneficios.

Sin lectores no hay beneficios, y cuando haya muchos lectores
ya llegaran los beneficios.

Resultará muy interesante comprobar si los Ministerio de Cultura y Hacienda seguirán opinando que es preferible que los empresarios- en este caso los editores- continúen manteniendo el privilegio de abaratar los precios únicamente cuando les convenga sin tener en cuenta los intereses de los lectores, al tiempo que no cesan de apretarle las clavijas al pobre trabajador- en este caso el autor.

Por lo visto un gobierno que se autodenomina socialista considera que es preferible
proteger al que se beneficia económicamente de la cultura que al que la crea. Existen varias editoriales multimillonarias, pero ni un solo autor español mínimamente
“acomodado”.

El viejo dicho, “En España escribir es llorar” ya no tiene sentido: debería decirse “En España escribir- y leer- es pagar”.

Aunque lo cierto es que a la hora de pagar la mitad de lo que se gana a una Hacienda
que no da nada a cambio, entran ganas de llorar.

A.V-F

La novela podrá descargarse en www.por1000millones.com a partir del 25 de Julio